El pasado 20 de febrero tuve la ocasión de participar como ponente en el seminario “Apps al servicio de la salud y el autocuidado”, organizado por Unidad Editorial y Correo Farmacéutico, en la Escuela de Negocios de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, que contó con la colaboración de instituciones como la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA) y de diversos profesionales relacionados con el mundo de las aplicaciones móviles.
El objetivo del seminario era dar a conocer todos los aspectos necesarios para la puesta en marcha de una aplicación móvil o App en el marco de sectores tan regulados como son el sanitario y el farmacéutico y, asimismo, comprender las claves que permiten alcanzar el éxito en su implementación para beneficiarse así de todas las ventajas que estas aplicaciones pueden llegar a proporcionar.
Gracias a la movilidad que los smartphones proporcionan a sus usuarios, estos terminales son a día de hoy una herramienta indispensable para cualquiera de forma que, según los últimos estudios, ha llegado a sustituir al ordenador como forma de acceso a Internet. Como consecuencia, la App se consolida como punto principal de acceso a Internet haciendo pivotar los mercados hacia estos entornos.
Su desarrollo técnico debe centrarse, en primer lugar, en las características del servicio que se desea prestar para reflejarlas en la estructura misma de la App, de forma que sea intuitiva y de fácil manejo para el usuario. Posteriormente, se prestará atención al diseño estético o gráfico de las mismas que, sin ser menos importante, no debe ser el aspecto principal durante su desarrollo.
Por otro lado, es de suma importancia definir el servicio o valor que se desea aportar al usuario mediante la aplicación móvil, pues si ésta no es capaz de atender y satisfacer una necesidad del usuario o de aportarle un valor adicional al que ya puede encontrar por otro medios, se verá avocada a su desaparición, como pasa cada día con innumerables aplicaciones móviles. Debe tenerse en cuenta que la vida de muchas aplicaciones móviles puede limitarse a 15 días. Si esto sucede, no se habrá alcanzado el objetivo perseguido con su implementación. Igualmente relevante es saber medir el impacto de la aplicación y aprender a sacar partido a la información estratégica de retorno que estos productos pueden aportar para mejorar la línea de negocio.
Y además de todo ello, es imprescindible, y más en entornos relacionados con la salud y el autocuidado, conocer y respetar toda la normativa que resulta de aplicación al nacimiento y correcto desarrollo de la App. Por este motivo, en mi ponencia sobre «Requerimientos legales para poner en marcha una App de salud y de autocuidado» traté de analizar y desgranar el marco legal al que deben enfrentarse quienes deseen poner en marcha aplicaciones móviles de estas características.
La legislación aplicable en estos casos, y en los que se centró mi intervención, se caracteriza por su vasta extensión, su complejidad a la hora de adaptarlo a entornos digitales para los que la normativa no fue pensada y por la falta de órganos consultivos o directrices que ayuden a aclarar los puntos más oscuros de la misma.
Así, por ejemplo, el Real Decreto 1591/2009, de 16 de octubre, por el que se regulan los productos sanitarios, establece que algunas de estas aplicaciones móviles relacionadas con la salud pueden ser consideradas productos sanitarios, lo que trae como consecuencia la aplicación de una serie de obligaciones adicionales derivadas de la regulación propia de este sector.
Sin embargo, la Agencia Española del Medicamento y del Producto Sanitario no proporciona ayuda o directrices que puedan orientar a quien desea desarrollar una aplicación de estas características, ni ejerce ningún control sobre las aplicaciones que se están poniendo en marcha y que no siempre cuentan con la calidad o fiabilidad que cabría esperar de una aplicación relacionada con un sector tan delicado como el sanitario. De forma que nos vemos obligados a recurrir a las directrices o buenas prácticas desarrolladas por Autoridades Europeas o bien a iniciativas autonómicas con la de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía que ha puesto en marcha no sólo una serie de recomendaciones prácticas de suma utilidad para el desarrollo de estas aplicaciones sino, además, un distintivo cuyo objetivo es reconocer la calidad de las aplicaciones que superen sus estándares.
Por último, dedicamos una mención a las normativas más importantes propias de los entornos digitales, como la relativa a la protección de datos de carácter personal o la que regula los servicios de la sociedad de la información, que deben ser tenidas en cuenta y adaptadas a las funcionalidades y características propias de estas Apps.
Finalmente, durante las últimas intervenciones, los asistentes tuvieron la ocasión de conocer de la mano de sus creadores diversos casos de éxito de aplicaciones móviles dedicadas a la salud y al autocuidado como:«iQmtomo», una aplicación dedicada a proporcionar información completa sobre medicamentos publicitarios; «Entubotica», plataforma de diversas Apps cuya finalidad es permitir al profesional el seguimiento de sus pacientes o «El Mostrador de tu Farmacia» que pretende la comunicación directa con el farmacéutico con el fin de obtener información fiable sobre cualquier producto y los consejos propios de estos profesionales.
En conclusión, una buena idea de negocio, un correcto y profundo conocimiento de la extensa normativa implicada, un adecuado desarrollo técnico y la capacidad de saber reutilizar la información relativa al impacto de nuestra App de salud o autocuidado son, en líneas generales, las claves que permitirán alcanzar el éxito y extraer el máximo beneficio que el desarrollo de una aplicación móvil puede ofrecer a cualquier empresa.
Teresa Pereyra. Asociada senior de Information Technology de Ecija