Inteligencia artificial autónoma, máquinas que compran, decisiones automáticas y dinero que se programa solo. Así suena el futuro inmediato para Gartner, que acaba de publicar su informe sobre tecnologías emergentes de 2025. ¿La principal conclusión? La era del negocio autónomo ya está aquí, y las empresas que no se adapten se quedarán atrás. “La transformación digital quedó atrás. Lo que viene ahora es una disrupción total impulsada por IA y automatización”, asegura Marty Resnick, analista de Gartner.
En este sentido, Gartner destaca cuatro tendencias que marcarán el futuro. La primera de ellas es lo que denomina “clientes máquina”. La consultora recuerda que hay más de 3.000 millones de máquinas conectadas capaces de comprar por su cuenta: desde asistentes virtuales hasta coches inteligentes. En 2030 serán 8.000 millones. El gran reto consiste en reimaginar los modelos de negocio para un tipo de cliente que, a diferencia de las personas, no duerme, no se queja y nunca se desconecta.
La segunda son los ya conocidos como agentes de IA. Gartner no habla únicamente de chatbots, sino de sistemas que “perciben, deciden y actúan” de forma autónoma en entornos digitales o físicos. Estos agentes ya están empezando a asumir tareas propias de humanos en áreas como la atención al cliente, la logística, el análisis de datos o la creación de contenido. Para la consultora, el problema se centra en la confianza. “Sin supervisión, pueden tomar decisiones antes de que alguien lo note”.
La inteligencia en la toma de decisiones marca la tercera gran tendencia. El caos global y la presión regulatoria están dejando en evidencia la debilidad de muchos procesos empresariales. La solución, según Gartner, pasa por digitalizar y modelar las decisiones para hacerlas más rápidas, coherentes y eficientes.
En cuanto a la cuarta y última tendencia, esta consiste en el “dinero programable”; es decir, una nueva generación de dinero digital que se ejecuta según algoritmos se apoya en blockchain y permite intercambios automáticos, incluso entre máquinas. Ideal para un futuro donde coches, robots o fábricas paguen y cobren entre sí sin intervención humana.
Estas tecnologías no solo prometen eficiencia, sino una transformación profunda del modelo económico y operativo. Gartner lanza una advertencia clara: quien no empiece a experimentar con ellas perderá su ventaja competitiva.











