¡Por supuesto que impactará! La IA potenciará la innovación, la eficiencia y la personalización en los proyectos tecnológicos, pero también requerirá una gestión consciente de los desafíos éticos y de habilidades humanas. Realmente la IA está generando una expectativa de eficiencia nunca vista hasta ahora. Las empresas están poniendo el foco en invertir en IA para acelerar desarrollos, automatizar decisiones y reducir costes. No obstante, el verdadero impacto económico no está solo en la inversión, sino en cuánto valor se consigue con ella. Y para eso, medir y estimar son clave. Sin una buena base de estimación, no se puede saber si se está ganando velocidad o simplemente corriendo sin rumbo. Adaptarse a estos cambios será clave para aprovechar al máximo su potencial.
Invertir en IA conlleva un crecimiento del PIB. Aunque es complejo demostrarlo, debido a la naturaleza multifacética a largo plazo y, también por lo intangible que, a menudo, resultan sus beneficios. Muchas veces se invierte por tendencia, no por retorno. Si no se estima adecuadamente el esfuerzo que implica implementar soluciones de IA, los costes se disparan o se infraevalúan. La IA tiene potencial de impacto económico, pero solo si se gestiona como una inversión seria: con estimaciones, métricas y seguimiento de resultados.
Las estimaciones permiten priorizar lo que realmente genera valor. Si se sabe cuánto costará una funcionalidad y qué impacto puede tener en ingresos o eficiencia, se podrán tomar mejores decisiones de negocio. Estimar no es solo prever tiempos y recursos, es conectar la tecnología con la rentabilidad. Sin estimación, la IA es solo gasto.
No obstante, es fundamental prever si existe algún riesgo económico en asumir que todo lo que tiene “IA” va a funcionar y va a ser rentable. Sin estimaciones, se puede sobreinvertir en soluciones innecesarias o mal dimensionadas. Y eso afecta no solo al presupuesto, sino a la estrategia. Las estimaciones son una barrera de seguridad: permiten avanzar con ambición, pero con control.

La importancia de las estimaciones radica en su capacidad para traducir los avances tecnológicos en resultados tangibles y medibles. En un entorno empresarial cada vez más competitivo y dinámico, entender con precisión cuánto costará una iniciativa de IA y qué beneficios puede aportar, permite a las organizaciones no solo justificar la inversión, sino también optimizar sus recursos. Esto implica analizar desde los costos directos de desarrollo, integración y mantenimiento, hasta los beneficios potenciales en productividad, calidad o nuevos modelos de negocio.
Además, las estimaciones sirven para gestionar expectativas y minimizar riesgos. Cuando se tiene una visión clara de los recursos necesarios y los posibles resultados, se puede diseñar un plan estratégico que contemple diferentes escenarios y contingencias. Esto ayuda a evitar inversiones impulsivas o decisiones precipitadas que puedan comprometer la sostenibilidad del proyecto o de la empresa en su conjunto.
Por otro lado, una correcta estimación también favorece la innovación responsable. Al conocer con precisión los recursos y el impacto esperado, las organizaciones pueden experimentar con mayor confianza, sin temer a sobrepasar sus límites financieros o estratégicos. La innovación no debe ser solo un ejercicio de creatividad, sino también de gestión prudente, y las estimaciones constituyen una herramienta fundamental en ese proceso.
En definitiva, saber cuánto costará una funcionalidad de IA y qué impacto puede tener en los resultados del negocio permite a las empresas tomar decisiones informadas, alineadas con sus objetivos económicos y estratégicos. La inversión en IA, si se acompaña de una planificación rigurosa y una medición constante, puede ser un motor de crecimiento real y sostenible. Sin estimaciones precisas, la adopción de la IA corre el riesgo de convertirse en una simple carrera de gastos sin retorno claro, lo cual puede poner en jaque la competitividad y la rentabilidad a largo plazo.
Julián Gómez Bejarano
Chief digital officer LedaMC











