El sector sanitario, puntal para la sociedad, ha adquirido una visibilidad que antes no tenía. O al menos no en la misma medida. La pandemia ha servido para visibilizar la gran labor de sus profesionales, haciendo que todos los ojos se vuelvan hacia hospitales y centros de atención primaria. Y esto, que podría ser una buena noticia, no lo es tanto si tenemos en cuenta que una parte de esas miradas pertenecen a la ciberdelincuencia organizada.
La covid-19 ha ayudado al mundo sanitario a dar un paso más en su transformación digital. Entre sus retos: atender las necesidades de los pacientes a través de la telemedicina. Mejorar la comunicación entre los profesionales con plataformas de intranet o sus registros electrónicos en los que se incluyen los historiales médicos, pruebas y datos almacenados en numerosas fuentes diferentes de información, por poner algunos ejemplos. Entre las tendencias: servicios virtuales de atención al cliente, tecnología para minimizar las esperas o plataformas que faciliten al paciente su historia clínica. Y todo ello sin olvidar la proliferación de dispositivos IoMT, es decir, la “Internet de las Cosas Médicas”.
Los ciberdelincuentes, siempre en busca “de su negocio”, son conscientes de la importancia de todo ello y de la cada vez mayor superficie de ataque a la que pueden acceder porque, desafortunadamente, el mundo sanitario no siempre cuenta con la seguridad que debiera.
Conocidos son los ataques cibernéticos en diferentes hospitales del mundo en busca de datos de los pacientes e historiales médicos. Ataques incrementados en tiempo de pandemia a nivel mundial. Incluso han ido más allá al adentrarse en instituciones como la Agencia Europea del Medicamento o laboratorios farmacéuticos. Nada nuevo bajo el sol. Cuanto más vulnerables, mayor exigencia en los rescates, conscientes de que un hospital no puede parar su actividad en caso de incidentes. Negarse a pagar sería nefasto para los pacientes.
La mejor manera de plantar cara a los ciberdelincuentes y poner a salvo al sector sanitario en conjunto, pasa por “curarse en salud”. Contar con la medicina adecuada que, en este caso, se traduce en la plataforma integrada de Fortinet, con arquitectura de seguridad para las organizaciones sanitarias. Una solución completa que protege desde el centro de datos, pasando por todos los dispositivos susceptibles de ser atacados y las múltiples nubes con las que cuente la entidad sanitaria.
Fortinet incluso va más allá al ofrecer la capacidad de consolidar funciones de voz, redes, seguridad y vigilancia en un solo sistema, con visibilidad y control centralizados; protección contra amenazas internas; inteligencia de amenazas o una red integral definida por software y una red segura para las delegaciones, por poner algunos ejemplos.
En definitiva, y tal y como recomendaría un profesional de la sanidad: “mas vale prevenir que curar”.
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